martes, 18 de mayo de 2010

piedras

Uno tiende a cometer los mismos errores que cometió en el pasado. Si bien podemos ser muy orgullosos y decir que del error se aprende y que no volveremos a caer en el de nuevo, lo cierto es que la mayor parte de las veces si lo hacemos. Nos equivocamos y volvemos a caernos. Aunque es verdad que cada vez nos es mas fácil levantarnos, terminamos siempre en el piso.

Y si bien es cierto es que no caemos porque seamos torpes y pongamos un pie adelante del otro, sino que hay piedras, esas piedras que nos hacen caer. Y hasta podemos llegar a pensar que esas piedras están destinadas a aparecer, que tienen una razón de ser. Que realmente si se empeñan por seguir apareciendo es porque realmente no hemos aprendido lo suficiente de lo que tienen para enseñarnos. Que asoma una vez mas el cartelito en el msn de que se conecto por alguna razón. Que el destino, cuando vos abriste el mail viejo, se empeño por ponerlo ahí, conectado, para tentarte a vos a hablarle. Que te salude como si el tiempo jamás hubiera pasado sabiendo todavía que morís por el. Uno piensa que es obra del destino. Y así volvemos a darnos la cabeza contra la pared.

Siempre me dicen:

ya vas a dar con la piedrita y te vas a dar cuenta que es la indicada para vos, que te entienda y te ame.

Pero ¿Y si pensamos que esa piedra ya llego a nuestra vida y realmente hicimos algo mal? ¿Y si la piedra nunca llega, porque está en la misma situación, intentando con una piedra equivocada? Y a pesar de los miedos, las inseguridades seguimos caminando, probando.

En conclusión: ¿Por qué siempre tropezamos con la misma piedra? Porque uno busca el sentirse bien cuando deje de hacerlo.

3 comentarios:

  1. es lo que me pasa con quien ya sabes. exactamente lo mismo! por eso me cuesta seguir aldente. porque capaz que es MI piedra...

    ResponderEliminar
  2. Hey, no se como llegué hasta acá pero la idea es saber a qué se debió esa desaparición absoluta y sin avisar jaj, te mandé un buen comienzo medio tarde y espero haya llegado, saludos

    ResponderEliminar
  3. ¿Por qué? Pues porque nos va la marcha. Así de simple. La tranquilidad y el aburrimiento nos destruyen. Cuanto más veces choquemos con la piedra y más intensa sea la experiencia, más vivos estaremos, que es lo que cuenta. Y luego nos quejaremos de que no haya piedras en el camino.

    Los humanos somos tan incoherentes...

    Por cierto, he parado por casualidad en tu blog y me ha parecido muy entretenido. Espero que no te importe que lo añada al mío...

    ResponderEliminar